¿Y COLON QUÉ?
Los dirigentes de nuestro querido país parecen tener la idea de que la República de Panamá es únicamente la Ciudad de Panamá y sus alrededores, todo lo que planifican y proyectan se circunscribe a ese área. Tenemos el caso de un segundo puente sobre el Canal.
Nadie se acuerda que Colón también necesita un puente sobre su Canal. Esa raja que cercenó nuestro país y cruza del Pacífico al Atlántico (para los capitalinos), también dividió la Provincia de Colón y desligó su interior del área metropolitana.
Para los que no han viajado a Piña, Palmas Bella, Escobal ni visitados las ruinas de Fuerte San Lorenzo, no han tenido la suerte de ver la desembocadura del Río Chagres el lugar que sirvió como embarcadero cuando Portobelo perdió su glamor. Situado en la denominada Costa Abajo, área que tenía fama durante la colonia por lo peligroso de la navegación marítima y a ello se debió el poco desarrollo; porque los españoles no establecieron puestos permanentes.
Parece que, siguiendo el criterio de los españoles, nuestros gobiernos no han querido desarrollar la Costa Abajo. Primero, que, durante la época del canal americano no lograron o no le interesaron obligar al norteamericano a construir un puente que cruzara el canal en el lado Atlántico, solo les interesó el del sector Pacifico. Ahora con el canal panameño, tampoco hay interés en hacer un puente que ligue la provincia de Colón con su interior.
No les voy a contar la agonía, lo peligroso que es cruzar esas esclusas de Gatun. Lo que sí voy a decir que no concibo, que en el centro de la maravilla de la ingeniería moderna, los avances tecnológicos que se promulgan todos los días. El primer punto de ingreso al canal esta detenido en los años cuarenta y todos a su derredor está congelado en el tiempo.
La ACP a mi criterio es la compañía responsable de construir un puente para los del sector Atlántico. Ellos son los que representan los que rajaron la tierra. En términos de construcción hay que corregir los daños a terceros. La ACP tiene la total responsabilidad y obligación de hacer el puente en Colón. El superavit que el norteamericano se llevaba debe servir para el desarrollo de nuestro Colón.
Anthony C. McLean, Ced. 3-42-84
aamclean@panamawide.com
Colón, ciudad sin héroes y sin historia....
(o historiadores?)
José C. Balmaceda
josebalma@eveloz.com
Hace aproximadamente un año se venía anunciando débilmente que venía la celebración del sesquicentenario de la fundación de la ciudad de Colón. Llegó el 27 de febrero de 2002, se fue y ni frío ni caliente. Que yo sepa, no hubo nada extraordinario que hiciera que esa ciudad donde yo nací llamara la atención sobre el importante acontecimiento de cumplir 150 años. Faltó publicidad a mi manera de ver.
Más publicidad tuvo Colón en estas semanas con las protestas y cierre de calles de los desempleados porque eso sí hace noticia en nuestros medios modernos. Los líderes del movimiento tuvieron acceso a todos los medios de comunicación social, especialmente la televisión.
Es que soy un convencido de que la palabra escrita es la que queda para las generaciones venideras que deberán utilizar las buenas acciones conocidas para imitarlas o mejorarlas. Anotar estas acciones, resaltar sus creadores, actores y sitios, y relatarlas por medios públicos se llama historia. Y salvo pocas excepciones, e impone aquí el nombre de Max Salabarría, no he sabido de grandes recuentos de los que fueron los actores de la historia de Colón, especialmente en la época gloriosa cuando la ciudad se conocía como la Costa de Oro. En Colón, reconocimiento a quienes hayan hecho buena labor por su comunidad ha tenido un color político o ha sido una mediocre manifestación de gratitud en una reunión pueblerina. Es necesario presentar figuras ejemplares: héroes. Y escribir sus historias. Siempre recuerdo cuando hace muchos años atrás "decapitaron" a nuestros héroes de la emancipación de sus pedestales en el Parque 5 de Noviembre.
Escribir historia no es fácil sin embargo. En una columna local leí en estos días que se refería al periodismo como "el arte de la palabra". El muy estimado Dr. Harry Castro investiga y recoge fotos que publica para recordar el pasado. El escritor, el artista, dibuja, pinta, le da claroscuros a su narración y su descripción de hechos con la palabra. Imprime el escenario, los actores, las circunstancias en la mente del lector que dramatiza en su imaginación ese material. Colón ha tenido y tiene excelentes escritores: yo quisiera tener la fina pluma de un Justo M. Arroyo, Paulino Romero, Froilán Hormechea, Sebastián Aguilar, (mis excompañeros del Abel Bravo), un Villani Alandete y Lucho Ortiz, fallecidos, Bobby Puello, Daniel Delgado Duarte, Arnulfo Brunette, Luis Romero Villalobos y qué otra cantidad de personalidades, perdón por no mencionarlos. Y eso que Colón nunca ha tenido un periódico de impacto nacional. El de mayor circulación, que recuerdo yo, fueron Calle 6 y Atlántico de Mario Julio, uno de nuestros ilustres hijos.
Pero mi invitación es a la nueva generación de periodistas y escritores colonenses, formados en universidades con la nueva tecnología de la investigación, manejo y ordenación de la información y aún de presentación para ese trabajo. Procuren patrocinadores para que repose el producto de sus trabajos en las bibliotecas del país. Se necesita dar a conocer la historia verdadera de Colón en todos los aspectos para que nos ubiquen merecidamente donde nos corresponde por nuestro aporte al engrandecimiento de este país.
LOS CINES EN COLON......Recuerdos
La ciudad de Colón estuvo sin cines por muchos años hasta reciente que la nueva modalidad de Multicines se inauguró en Espinar, el antiguo Fort Gulick, base militar norteamericano. Es lo único que tiene Colón en este año 2002, nuevo milenio.
Revisaba un periódico capitalino de marzo de 1949 hace 53 años donde se anunciaba la cartelera cinematográfica en Colón para esa época y refrescándome la memoria les digo que habían en la ciudad DOS circuitos. El Circuito Atlántico comprendía los cines Caribe, Atlántico, Colón, Strand, Astoria y Ansonia. El Circuito Colón comprendía los cines Rex, París, América y Bolivar.
Había cine para todos los gustos. El Caribe y el Rex eran los cines de "categoría". El Strand, quizás el más viejo, fue reconstruido para luego ser el Teatro Lido que se inauguró con la película "Quien le teme a Virginia Wolf" con Elizabeth Taylor. Quedaba en la Avenida Bolivar entre calles 11 y 12, frente al Y.M.C.A.
Las personas que yo recuerdo de esa época eran Ivo Forgnone y Frank Jones en la administración de teatros con oficinas en Calle 12 y Central, Victor Lewis con su tallercito al lado del Teatro Rex y Victor Bruce en el Teatro Colón que pintaban los carteles (llegaron a ser reconocidos pintores), lo mismo que el pintor Pomares....quién me ayuda a recordar otros?
Un reportaje periodístico de Carlos A. Vélez, entonces también Secretario del Municipio de Colón, anunciaba el 18 de enero de 1950 que esa noche se presentaba en el Teatro América a la Orquesta Sinfónica Nacional en un programa presentado por el Comité Pro-Biblioteca Mateo Iturralde. Recibió el apoyo del entonces Ministro de Educación, Prof. Max Arosemena. Los precios de entrada: B/.0.60 adultos y B/.0.30 niños.
Y si mis coterráneos-contemporáneos recordarán, en día de semana uno iba a buscar la "fortuna" a los "wahoo" del Teatro Colón o al París donde el premio mayor era de B/.40.00 y en los "extraordinarios" de B/.100.00.
José Balmacedas